El sol como fuente de energía

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El sol como fuente de energía tiene un potencial mayor que el que la humanidad es capaz de aprovechar (de momento). Podría ser la solución a muchos de los problemas actuales del planeta. En la actualidad la energía solar se usa cada vez más para generar electricidad, calor o desalinizar el agua, pero aún queda mucho por desarrollar para poder sacarle todo el provecho posible.

La energía solar

La energía solar es, como dice su nombre, la que proviene del sol. Cada día, este astro irradia una gran cantidad de energía. Trasladado a cifras, la cantidad de energía solar que recibe la Tierra en un año es de unos 5,4 x 1024 J, que para que nos hagamos una idea más práctica, representa 4,500 veces la cantidad de energía que el ser humano está consumiendo. Así que podemos asegurar que se trata de una fuente de energía inagotable, gratuita y totalmente disponible.

Toda esta energía procede del interior del sol. Al igual que otras estrellas, nuestro Sol es una enorme bola de gas incandescente compuesta mayoritariamente de helio y de hidrógeno. La energía que se desprende se genera en su núcleo mediante un proceso de fusión nuclear. Durante este proceso, la temperatura y la presión son extremadamente elevadas y esto provoca que los átomos de hidrógeno se separen y sus núcleos se combinen o se fusionen. 

La radiación solar es un término que se usa para calcular la cantidad de energía que recibe una región por unidad de superficie en un periodo de tiempo concreto.  La intensidad de radiación que recibe la Tierra fuera de la atmósfera se sitúa entre los 1.300 y los 1.400 W/m². La atmósfera actúa como filtro que refleja, absorbe y dispersa dicha radiación por los que los valores se reducen un 30%.

Aunque asociamos la energía solar con el uso de paneles solares, en realidad el Sol es el responsable de casi toda la energía que empleamos en la Tierra. Al fin y al cabo es la causa de los vientos, la formación de nubes, las lluvias, los saltos de agua o la evaporación. Su calor produce las reacciones químicas imprescindibles para el desarrollo y crecimiento de los animales y los vegetales que originan los combustibles fósiles que consumimos hoy. Y por supuesto, también está detrás de las energías renovables que se usan actualmente, como la biomasa, la eólica, la mareomotriz y, por supuesto, la térmica y la fotovoltaica.

Sostenibilidad. El sol como fuente de energía renovable

Como vemos, el sol como fuente de energía tiene un potencial enorme, que poco a poco se va aprovechando mejor y de forma más eficiente. Se trata de una energía renovable e inagotable (desde nuestra perspectiva humana, claro), y lo suficientemente abundante como para abastecer sobradamente a todo el mundo en cualquier punto el planeta. La energía solar se puede utilizar mejor en las latitudes más cercanas al ecuador y en regiones donde luce el sol, pero también se puede obtener en días nublados y en zonas próximas a los círculos polares, a partir de la radiación que llega a la superficie de la Tierra. Es, por lo tanto, una de las energías más aprovechables que existen.

La energía solar se presenta como una de las opciones más aptas para conseguir la independencia de los combustibles fósiles, un plan que se espera haber llevado a cabo en 2050. Otra de las ventajas de la energía solar es que no produce emisiones, así que parece ser la solución definitiva a uno de los problemas medioambientales más acuciantes del planeta, como es el calentamiento global. Con este objetivo en mente, se están creando grandes sistemas de plantas de energía para abastecer industrias o ciudades. Pero también se está dando un crecimiento de las instalaciones particulares para el autoconsumo de familias o comunidades de vecinos.

Sistemas para aprovechar el sol como fuente de energía

El sol como fuente de energía se puede aprovechar de dos formas diferentes. Por un lado, encontramos los paneles solares térmicos que producen energía térmica (calor) y por el otro, los paneles con células fotovoltaicas, que transforman el sol en energía.

Energía solar térmica

La energía solar térmica se obtiene mediante paneles que absorben la energía del sol para calentar un fluido que transmite, a su vez, este calor al agua de un depósito. Es uno de los sistemas elegidos por muchos hogares para su sistema de calefacción y agua sanitaria caliente. También tiene una aplicación muy útil y eficiente en hoteles, polideportivos y piscinas.

Energía solar fotovoltaica

La energía solar fotovoltaica se obtiene a través de pequeñas células de silicio que, al estar expuestas a los rayos ultravioleta, generan un campo eléctrico que se transforma en electricidad y se pasa a la red para ser utilizada. Ya sea para iluminación o para hacer funcionar cualquier tipo de aparato eléctrico. Las instalaciones son sencillas, fiables, seguras, silenciosas, muy duraderas, y con un bajo nivel de mantenimiento. Además de permitir una mayor independencia energética, el impacto ambiental es mínimo y se trata de una inversión sumamente rentable en distintos aspectos (favorece el ahorro e incrementa el valor del inmueble).

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